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Las cartas entre Margarita y Juárez revelan un amor intenso e incondicional

Las cartas entre Benito Juárez y Margarita Maza Parada revelan a una pareja ejemplar y paradigmática, que a pesar de la diferencia de edades (tradicional en esa época), logró un amor muy intenso, complementado con sus objetivos comunes en la vida política, aseguró la doctora Patricia Galeana.

Durante la conferencia “Los epistolarios de Juárez y Margarita”, la directora del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), subrayó que incluso la señora Maza se convirtió en asesora política y embajadora en Nueva York.

Al hacer un análisis sobre las cartas de la pareja, la historiadora subrayó el cariño de ambos lo que se evidencia con palabras como “Mi estimado viejo”, “recibe mil abrazos”, “me muero por verte”, pero también reconoció que con leer los textos se viola la privacidad de ellos.

“Los historiadores violamos los derechos a la privacidad de las personas, pues nos metemos a leer su correspondencia privada (hecha sólo para el destinatario en cuestión)”, aunque “esto nos hace conocerlos como si fueran nuestros mejores amigos… o mejor”.

Dentro del ciclo de conferencias “A 150 años del establecimiento del Imperio de Maximiliano en México, la doctora Galeana dijo que bajo la premisa de que es posible conocer mejor a un personaje histórico a través de sus cartas, la correspondencia privada cobra también importancia para su estudio.

En el caso de las cartas entre Margarita Maza y Benito Juárez, podemos apreciar tanto lecturas de índole cotidiana y familiar, como recomendaciones políticas mutuas dentro del ambiente y la época en que se hallaban.

Las cartas entre Benito Juárez y Margarita Maza comienzan con la separación de ambos, cuando él es exiliado por Santa Anna en 1855 y ella se queda en Oaxaca, donde abre una tienda familiar para sostenerse con la venta de manualidades.

Él es enviado a las Tinajas de San Juan de Ulúa y después a Nueva Orleans, en donde trabaja en una fábrica de puros y ocasionalmente recibe dinero de la venta de los productos de su esposa, que también sostiene a sus hijos.

Después, durante la Intervención Francesa, la primera dama errante (que había sido anteriormente perseguida por los conservadores), se ve obligada a permanecer en Nueva York con su familia y desde ahí se convierte también en diplomática.

A través de sus misivas Margarita cuenta a su esposo algunas de las andanzas de sus correligionarios en dicho país, por ejemplo, del general González Ortega, quien, de acuerdo a Margarita, se dedicaba a pasear y a promocionar su presidencia.

Margarita también narra el sufrimiento y el dolor que tiene ante la separación de su esposo y la muerte paulatina de cinco de sus hijos, de la cual se echa la culpa. Juárez comprensivo y también lleno de dolor le da fortaleza y le pide que ya no sufra más y que tenga resignación. “No fijes tu imaginación en las desgracias pasadas y que ya no tienen remedio.. Recibe el corazón de tu esposo que te ama y no te olvida”.

Las misivas también dejan testimonio del liberalismo de Margarita en una época en la cual las mujeres, debido a su educación religiosa, eran en su mayoría conservadoras.

Juárez, por su parte, le envía mensajes de consuelo y le describe un panorama optimista, en el que Margarita adivina, la verdadera situación, previendo con realismo cuándo podrá regresar a México (la salida de la emperatriz Carlota a Europa, fue por ejemplo, una buena señal para ella).

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