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Relaciones comerciales entre México y China

A partir de la fundación de la República Popular China, en 1949, se inició una política de apertura al exterior que culminó en 1978 con las relaciones China-México, las cuales se han fortalecido con una rapidez especial.

Históricamente ambas naciones han establecido relaciones diplomáticas a lo largo del tiempo por lo que México es uno de los países de América Latina con mayor amistad comercial con China. [1]

Las relaciones comerciales entre México y las naciones del continente asiático corresponden a tiempos muy remotos. Algunos estudios mencionan que navegantes provenientes de aquel continente llegaron antes que los españoles al área cultural mesoamericana.

Tiempo después de que la expedición dirigida por Fernando de Magallanes, explorador y navegante portugués, fracasó al invadir Filipinas, el gobierno español decidió enviar continuas expediciones a dicha región. Para 1571 la armada española ocupó Manila, posteriormente se conquistaron otras islas. En ese momento Filipinas se convirtió en una colonia al servicio de España.[2]

Cabe mencionar que para el periodo colonial, la palabra para denominar a la población proveniente del continente asiático era de forma general: chino. Así provinieran de Filipinas o de cualquier otra región se les denominaba de esta manera, ya que se les refería de manera despectiva por las características de su filiación étnica. Así los chinos pasaron a la Nueva España a conformar uno de los sectores más vulnerables de la sociedad novohispana junto con los judíos y negros.

Con esta ocupación española en el Pacífico se dieron los primeros contactos comerciales entre China y la Nueva España. La “nao” de China, es popularmente conocida como la embarcación que comerciaba en el periodo virreinal con las colonias españolas en América. Dicha embarcación también es conocida como Galeón de Manila o Galeón de Acapulco, y más bien se refiere a la ruta comercial marítima que se estableció de 1565 a 1815 entre Asia, América y Europa. El galeón zarpaba de Manila para llegar a los puntos importantes de la Nueva España (Acapulco y Veracruz) para llegar a Sevilla. [3]

Esta ruta comercial surgió como un proyecto auspiciado por la corona española que aprovechaba los territorios conquistados para adquirir los preciados productos asiáticos. De de la misma forma se evitaba el trayecto terrestre que cruzaba toda Europa y Asia en la llamada “ruta de la seda”, y el trayecto marítimo que rodeaba el Cabo de Buena Esperanza que rodeaba todo el continente africano. [4]

El viaje que atravesaba el Océano Pacífico duraba ocho meses, a este elemento realmente duro había que sumar el hecho de lidiar con corsarios ingleses y holandeses que asistidos por sus monarquías, acechaban los barcos mercantiles que tenían como objetivo tocar tierra ya sea en manila o en Acapulco.

De China se importaban a la Nueva España porcelana, pólvora, telas y objetos de seda como pañuelos, manteles, ropa de cama, entre otras, además de frutas. De Conchinchina (actual Vietnam) y de Japón salían abanicos, cajoneras, cofres, joyeros y biombos. [5]

De las mercancías enviadas en la Nao de China al continente asiático el 80 por ciento era de origen “mexicano”, contra el 20 por ciento de procedencia española, francesa y genovesa.

Con esto se observa que se trata de un intercambio económico especializado de amplias magnitudes que implicaban altísimos costos y sobre todo riesgos, por lo que se necesitaba un panorama político favorable para el éxito de dicha empresa, ya que los beneficios eran muy altos; por ello no cualquiera se animaba a asumir los costos y los riesgos.

Más allá de las dificultades de la organización del recorrido, la estructura general del proceso mercantil tiene sus rasgos iniciales de lo que hoy es conocido como globalización. Alrededor de todo el proceso intervenía mano de obra de todas las regiones del mundo.

Ahora China y México renuevan viejos lazos que han estado presentes en la historia de ambas naciones e incluso del mundo occidental, ya que a través de estos dos países que hoy renuevan lazos comerciales, gran parte del mundo conoció y tuvo acceso a sus productos de manera más sencilla.

Notas:

[1] Hernández Contreras, Fernando y Jiao Zhenheng, Las Relaciones Comerciales de México y China en la Historia, disponible en línea: http://www.eumed.net/rev/china/05/fhc.htm#_ftnref13

[2] Yuste, Carmen, Comercio marítimo colonial. Nuevas interpretaciones y últimas fuentes, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1997, p. 168

[3] Javier Mejía Cubillos, El fin del Galeón de Acapulco: un análisis desde el neoclasicismo, p. 3, disponible en línea: http://www.economia.unam.mx/cladhe/registro/ponencias/565_abstract.pdf

4 Ibídem., p. 9

[5] Ídem.